Víctor M. Amela

Periodista

A estas alturas, todos sobreentendemos –seamos periodistas, lectores, telespectadores o radioescuchas– que una entrevista periodística a un político es hija del cálculo partidista, de la táctica mediática, del marketing político, del interés electoral. O sea, ya todos sobreentendemos que una entrevista periodística es una modalidad de la mentira, un modo de impostura, un formato publicitario. Sólo nos interesa escucharla, mirarla o leerla porque albergamos la esperanza de que se abra alguna imprevista fisura en esa estructura, alguna grieta (¿en un gesto, en una mirada, en una palabra?) por la que se cuele alguna verdad.

La Vanguardia, 15 de febrer 2008