Quim Monzó

Escriptor

[...] Los partidos políticos odian iniciativas así. Siempre que aparece alguien diciendo que no se cree a ninguno se ponen muy serios y dicen que la gente es frívola y no tiene en cuenta su voluntad de servicio y el esfuerzo que les representa dedicarse a la cosa pública. Y, en cambio, la iniciativa de estos electores que venden su voto al mejor postor es una gran burla de la actitud hipócrita de la clase política. Si esos ciudadanos ponen a subasta su voto es porque los políticos han convertido las elecciones en una mera subasta: desde hace lustros y con desfachatez. Si tal político promete crear tantos centenares de miles de puestos de trabajo, tal otro iguala la oferta y, además, añade sonotones para todos los votantes con estatura inferior al metro sesenta. Si tal otro promete 400 euros a cada ciudadano, aquel otro promete una rebaja fiscal y revisiones odontológicas para todos los sordos, amén de una funda nórdica para cada familia monoparental.

La Vanguardia, 19 de febrer 2008