Miquel Roca

Advocat

Se está apelando al voto del miedo. Lo que motiva o se pretende que motive es el miedo a la victoria de "los otros". Con esta excusa todo lo demás es superfluo. No es necesario señalar qué es lo que se piensa hacer con la victoria; nadie tendrá derecho a quejarse por lo que ocurra después de celebradas las elecciones. Sólo se ha prometido que si se gana, los otros habrán perdido. Y sólo para esto es por lo que se pide el voto.

Aquí, en este planteamiento, no hay espacio ni para la ilusión, ni para la esperanza, ni para la confianza. Los problemas no existen o no se habla de ellos; proponer soluciones es una práctica superada; señalar objetivos, resulta innecesario. Generar ilusión ya no es relevante; es más rentable apelar al miedo. […]

Una sociedad madura tiene derecho a conocer por qué y para qué quieren ganar los que concurren a las elecciones. Quieren conocer sus propuestas sobre los problemas que el ciudadano conoce y detecta. Quieren - en todo caso, tienen derecho- un discurso en clave positiva; de futuro, de ilusión, de esperanza. Tienen derecho a conocer de qué servirá su voto; qué se va a hacer con él.

La Vanguardia
, 22 de gener 2008