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Salvador Cardús i Ros

Escriptor i sociòleg

Com que la política s'ha convertit més en l'art d'imposar una interpretació de la realitat que en la capacitat de transformar-la, sovint és la mateixa política la que queda atrapada en la teranyina d'especulacions que ella ha alimentat. (...)

Avui, 20 de juny del 2008

LA CONTRA

RAIMON PANIKKAR: Ese es el gran error de nuestro tiempo: dejar la política a los profesionales. La vida política no es un oficio, es una dimensión irrenunciable de cada uno de nosotros.

LLUÍS AMIGUET: Vuelvo con un propósito en mi alforja: la política es demasiado importante para dejársela a los políticos. ¡Basta de quejarnos de los políticos y militemos, actuemos y sustituyámoslos!

La Vanguardia, 17 de juny del 2008

Romeu

Humorista



















El País
, 12 de juny del 2008

Romeu

Humorista




















El País
, 22 de maig del 2008

Joan Subirats

Catedrático de Ciencia Política de la UAB

Desconfianza

Estos días la confianza está de moda en el escenario político institucional. O más bien la desconfianza. [...] Cuanto más se complican las relaciones sociales, cuanto más entramos en lo que Michael Walzer califica como una "sociedad de lejanías", más necesitamos contar con depósitos o rincones de confianza en los que descargar las incertidumbres y las tensiones del día a día. Gobernar cada día es más complicado. Y la confianza es un bien cada día más escaso.

[...] Desde la perspectiva democrática, las bases de la desconfianza son distintas. En este caso, la preocupación es conseguir que el poder político sea consistente con los compromisos adquiridos ante la ciudadanía y, por tanto, mantener la exigencia y la legitimidad inicial basada en la capacidad del poder de servir al interés general. La desconfianza se convierte así en contrademocracia, o en una democracia vigilante, que exige transparencia, rendición de cuentas, posibilidad de remoción y posibilidad de imputación. La creciente imprevisibilidad técnica, económica y social hace crecer la sensación de ingobernabilidad y de descontrol, pero al mismo tiempo recarga las exigencias sobre los gobernantes, al ser ellos quienes representan la única posibilidad de solución y de sentido colectivo que sigue atesorando la política, crecientemente desacreditada, pero crecientemente necesaria.

En este sistema de desconfianza generalizada, no es extraño que el informe presentado por la Generalitat sobre las razones del creciente abstencionismo de nuestra sociedad (www.gencat.cat), que ha coordinado el profesor Josep Maria Vallès, vuelva a recordarnos que nuestra ciudadanía mantiene un bajo interés por la política, una dificultad por la comprensión de los procesos políticos, una desconfianza notable en la capacidad ciudadana para influir en las decisiones de los políticos y una valoración baja o muy baja de las instituciones y, sobre todo, de los partidos y del personal político. Como dice el informe, "todas estas actitudes y opiniones configuran el fenómeno general de la desafección política". Sin confianza, no hay afecto. Pero lo que deberíamos preguntarnos es si necesitamos afección o más bien lo que tenemos que construir es un nuevo impulso de ciudadanía democrática basado precisamente en la desconfianza, en la capacidad de controlar una democracia institucional a la que ya no es posible querer sin más.

La abstención es significativa; crece de manera implacable y es mayor en los espacios en que las condiciones de vida son peores. Pero deberíamos evitar confundir participación política con ejercicio del voto. Se están diversificando los canales de expresión política. Mientras los partidos ven erosionada su credibilidad, surgen nuevos sujetos colectivos que expresan intereses tan generales o tan parciales como los propios partidos. Van apareciendo nuevas formas democráticas, más constantes y no tan ritualizadas como las elecciones. La gente expresa reivindicaciones, se queja, se expresa de manera significativa, a pesar de que no lo haga de manera sistemática y a través de los mismos canales. Hay notables formas de implicación civil, manifestada en espacios que, si bien no están institucionalizados, cumplen funciones claras de articulación. Y tampoco podemos olvidar la intervención social en muchos procesos locales y globales. Expresión, implicación e intervención son otros tantos aspectos de vida democrática no despreciables, y tampoco reducibles a esa forma aparentemente superior, pero limitada en sus aspectos emotivos y diarios, que es el rito electoral. No podemos pedirle a la gente que entienda y que comparta la política institucional si desde las propias instituciones cada día se entiende menos dónde estamos. Sin duda falta aún la capacidad de que ese conjunto de prácticas alternativas converja en una narración común, y tampoco está claro que ella sea posible ni deseable. Pero lo que no podemos hacer es despreciar por "negativa" esa forma democrática de participación que es la vigilancia desconfiada.

El País, 20 de maig del 2008

Vicent Partal

Periodista

[...] I és aleshores que es manifesta la genialitat del nostre benvolgut govern: per comptes de reconèixer que la realitat ha canviat, prova de canviar la realitat. Quan tot just fa tretze mesos que definia on començava l'estat de sequera important, ara decideix que la sequera ja no comença on començava: canvia el decret i en pau. Tant en pau que des d'ara serà el govern qui decidirà, basant-se en la seua opinió, quan hi haurà sequera i quan deixarà d'haver-n'hi. És a dir, que passem d'una situació fiscalitzable, controlable i discutible amb arguments sensats, amb unes regles de joc públiques, a una situació en què la voluntat del govern és l'única cosa que compta, i la seua opinió, l'única que determina les regles de joc. Dit d'una altra manera: passem d'una democràcia a una república bananera.

Vilaweb, 16 de maig del 2008

Jordi Juan

Periodista

El Departament d´Interior, Relacions Institucionals i Participació de la Generalitat ha tenido a bien realizar un estudio sobre las causas de la desafección que sienten muchos ciudadanos hacia la política. ¿Por qué aumenta la abstención? ¿Por qué baja la afiliación en sindicatos y partidos políticos? ¿Por qué crece, en cambio, la aparición de movimientos alternativos o plataformas independientes?

Tras una atenta lectura de los 52 folios del texto - apenas 86.000 caracteres si le descontamos el prólogo-, la conclusión es que parte de la desconfianza de los ciudadanos viene en parte por estudios como este. El departamento de Joan Saura se podía haber gastado los 24.200 euros en alguna cosa más útil que un conjunto de reflexiones más o menos bienintencionadas sobre cómo debería ser la labor de políticos y periodistas. Que además el informe se encargue a un ex conseller de la Generalitat del tripartito - Josep Maria Vallès- que ha formado parte y ha sido testigo directo de la etapa analizada no sólo resta valor al informe, sino que contribuye a generar una sensación de tomadura de pelo.

¿Por qué hay desafección? De forma gratuita y sin que les cueste un euro a las arcas de la Generalitat, les podría enumerar una lista de actitudes que llevan al distanciamiento de la opinión pública. Podríamos empezar por la falta de respeto de los gobernantes hacia sus ciudadanos. En Gran Bretaña, a los funcionarios se les denomina civil servant.Fíjense en la palabra: servidores públicos. Aquí llega un político a un despacho y se lo hace suyo como si fuera su cortijo. A diferencia de democracias con muchos más años de desarrollo como la británica, aquí no dimite nadie. Ha de producirse una hecatombe para que suceda. Se puede mentir, engañar o ser incoherente diciendo una cosa hoy y otra mañana. Y no pasará nada. Lo hemos visto estos días en el conflicto del agua.

En el acceso a los altos cargos de los diferentes departamentos prevalece el carnet y el amiguismo sobre las aptitudes. Esto vale para los actuales gobiernos tripartitos como para los anteriores de CiU, o los del PP o PSOE.

Podríamos añadir también que los votantes piden una administración eficaz. Que sólo se perciba cuando es realmente necesaria y no a la inversa. La gente no quiere tener la sensación de que está perseguida por aquellos a quienes les paga sus impuestos. Por ejemplo, les gustaría notar la presencia de los Mossos d´Esquadra cuando tienen un problema de seguridad, y no sentirse acosados por ellos de forma arbitraria. Que las inspecciones fiscales afecten no sólo a quienes pagan religiosamente sus impuestos y deje de exonerar a la economía sumergida.

El informe de Vallès critica a los medios de comunicación. Seguro que tienen parte de culpa. Pero los periodistas no podemos engañar a los lectores. No podemos presentar a la clase política actual como una cosa diferente de la que es. El espejo en el que se ven no les gusta nada, pero les refleja exactamente tal como son.

Montilla, todo o nada
Tres ejemplos de desafección. Caso uno: el president Montilla ha vuelto a dar un paso al frente en su discurso reivindicativo de exigencia de solucionar el sistema de financiación. Bravo. Puede tener a mucha gente del país apoyándole. Su problema es que ya no puede volver atrás. Si el Gobierno demora la solución al problema de la financiación, Montilla no podrá entonces mirar hacia otro lado. Nadie le creería después.


Contra la ´costra´
Caso dos. Mal favor le han hecho al PSC los últimos comentarios despectivos de sus dirigentes Joan Ferran y Manuel Mas hacia TV3 y Catalunya Ràdio. A este último, el director de comunicación de la Generalitat, Antoni Bolaño, le tuvo que pedir que retirase su blog contra Mònica Terribas. Pero en ambos casos se ha de defender su valentía a la hora de expresar sus opiniones. Pueden estar muy equivocados o no, pero es bueno que los políticos digan lo que piensan. Así también se combate la desafección.


Lección de Esquerra
Caso tres. La denostada Esquerra Republicana tiene muchos motivos de censura. Ahora bien, finalmente escogerá el próximo 7 de junio a sus dirigentes mediante el sistema democrático más puro: mediante el voto secreto en urna de sus militantes. No todos los partidos políticos pueden hacer una cosa igual.



La Vanguardia, 12 de maig del 2008

Joan Oliver

Peridodista

Desafecció

Ahir el conseller d'Interior i Participació i l'exconseller Vallès van presentar un estudi sobre les causes que poden explicar l'elevada abstenció a les eleccions al Parlament de Catalunya del 2006 i a les municipals del 2007. L'estudi és força interessant tot i que sembla excessivament obsessionat en el paper (suposadament negatiu) dels mitjans de comunicació. En tot cas, perquè no ens diguin que els "opinadors" (l'estudi posa sempre aquesta paraula entre cometes, vés a saber per què) donem sempre una visió negativa de les coses, que quedi constància que el text és valuós, que la proposta de debat social anunciada pel conseller Saura és benvinguda i que l'exercici de transparència que es fa sobre els cost del treball és exemplar.

Culpables?

Dites les coses bones, cal remarcar, però, que això de voler fer veure que els mitjans som els responsables que la gent tingui una imatge negativa de la política és francament una visió molt parcial de la jugada. Ve a ser com l'eterna cançoneta de tots els que manen: sempre consideren que ells ho fan tot bé i que l'únic problema que tenen és de comunicació. Com que l'estudi se centra en un país concret (el nostre) i en un període concret (2006-2007), el que està avaluant és la percepció negativa que els ciutadans van tenir del primer tripartit i del procés d'elaboració de l'Estatut. Que aquell govern i aquell procés van ser un desori, és una dada. No és una invenció dels mitjans i els opinadors, sense cometes. Potser la meva visió d'opinador és parcial, però tampoc deu ser massa imparcial la d'en Vallès, que va ser conseller de Justícia durant el període analitzat.

Sistema electoral

El que més sobta de l'estudi presentat ahir no és, però, la dèria amb els mitjans i els opinadors, sinó que no s'esmenti el que segurament és l'element clau de qualsevol projecte per combatre la desafecció política dels catalans: la necessitat de reformar a fons el sistema electoral per donar més capacitat de decisió als votants. Sense això no hi ha res a fer. La distància entre ciutadans i polítics s'explica essencialment pel tipus de partits polítics que tenim i els partits no canviaran fins que no tinguem un nou sistema electoral.

Avui, 10 de maig del 2008

Romeu

Humorista

















El País
, 5 de maig del 2008

Romeu

Humorista



















El País
, 30 d'abril del 2008

Vicent Partal

Periodista

Hom no dimiteix per a donar satisfacció als altres, mai. Hom dimiteix per a satisfer la pròpia consciència, quan alguna cosa d'una gravetat important ha estat feta sota la pròpia autoritat o responsabilitat. Per això sorprèn tant que ningú no dimitisca en aquest país. Ni quan la gent sota la seua responsabilitat la fa tan grossa com segrestar oficialment durant un cap de setmana una persona que no és culpable de res, sense voler ni escoltar les obvietats que explica, sense preocupar-se ni de comprovar un currículum i unes dades ben a l'abast.

Vilaweb, 28 d'abril del 2008

Jordi Cabré

Escriptor

[...] En tota aquesta història s'ha mentit al Parlament i no dimitirà ningú, s'ha ocultat informació i no es cessarà ningú, s'ha actuat d'esquena al territori i s'ha desvirtuat una antiga postura ideològica sense que assumeixin responsabilitats els caps de les formacions polítiques que la promovien. Però, de tot plegat, el que és més greu és que es rebutja una alternativa com la del Roine perquè és a 15 anys vista. En primer lloc, no se sap d'on surt la famosa xifra temporal. Però és que, en segon lloc, tots els nostres consellers tenen fills o almenys nebots. ¿S'imaginen un conseller dirigint-se al seu fill o al seu nebot dient-li que per a ell no es prendran en consideració mesures de futur? ¿Que les seves necessitats d'adult no ens preocupen? ¿Que tenim un incendi polític més urgent, que abans ens volem salvar nosaltres? ¿I, a més, que no convé fer favors a les propostes de l'oposició? El més greu de la situació que vivim no és la sequera, ni la mentida, ni la covardia: és el menyspreu permanent als ciutadans. Als d'ara i als que vindran.

Avui, 14 d'abril del 2008

Santi Nolla

Periodista


Costarà convèncer els ciutadans que confiïn en els polítics després d'observar com s'ha conduït, i com s'està conduint encara a hores d'ara, la crisi de l'aigua. Un mes després que els ciutadans acudissin a les urnes, els polítics segueixen posant en relleu que els costa jugar en equip. [...]

Resulta, però, decebedor veure que ni en un cas com aquest, qualificat pel mateix conseller d'"emergència nacional", els polítics no es puguin posar d'acord i resoldre la greu crisi de la sequera.

Tothom vol guanyar la seva batalla particular, imposar el seu criteri per sobre de l'altre, no cedir en cap plantejament. A Catalunya, cada vegada costa més jugar en equip.

És evident que cadascú defensa la seva quota política, però els catalans hauríem de fer l'esforç de posar-nos d'acord en les grans línies estratègiques. Sobretot per tal d'anar cap endavant.

I és que tenim un problema: la falta de capacitat de treball col·lectiu en els aparells més alts de decisió. En els aparells dels partits. Hi ha una clara tendència a l'individualisme, costa sumar. Fa la sensació que cada jugador va pel seu compte. I, en futbol, ja se sap que el més fàcil és marcar un únic jugador. Més difícil és fer front a un equip cohesionat. [...]

Avui, 13 d'abril del 2008